La pirámide alimenticia ha sufrido ciertos cambios en los últimos años.
En el año 2005 esta pirámide cambió la proporción de alimentos que
deberían tomarse diariamente para seguir una dieta sana y equilibrada,
que aporte todos los nutrientes esenciales que necesitamos.
La anterior pirámide era ascendente y databa del año 1992.
En la base se encontraban los alimentos que más se debían consumir, los
hidratos de carbono, y en ella se incluían los cereales, verduras y
hortalizas, y según se ascendía en la pirámide, los alimentos se debían
ir restringiendo en mayor medida, hasta llegar a la
cúspide, donde los alimentos que ahí se localizaban debían tratar de ser
evitados, como las grasas y los azúcares.
La pirámide original no diferenciaba entre alimentos similares, pero
se ha demostrado que los efectos de alimentos similares pueden ser muy diferentes
sobre el organismo. Por ejemplo, no es lo mismo obtener hidratos de
carbono de las verduras o los cereales, no es lo mismo tomar cereales
integrales que refinados, ni lo es tomar aceite de oliva que otros tipos
de aceites.
Gracias a los últimos avances
nutricionales se llegó a la conclusión de que la pirámide debía ser
cambiada. Actualmente la base de la pirámide está ahora formada por frutas y verduras, y la recomendación es que se incremente la ingesta de este tipo de alimentos.
Los cereales pasan a estar en el segundo escalón de la pirámide, pero eso sí, estos deben ser integrales, ya que son mucho más saludables que los refinados.
Un alimento que baja escalones en la pirámide, para situarse al nivel de los cereales, son las legumbres,
ya que tiene una gran cantidad de nutrientes y minerales necesarios
para una buena salud. También se le da importancia en la nueva pirámide a
los grasas buenas (monoinsaturadas y poliinsaturadas) presentes en el aceite de oliva y los frutos secos, frente a las grasas saturadas presentes en las carnes o la bollería.
Anteriormente, todos los productos lácteos estaban en el mismo
escalón, pero no es lo mismo los lácteos con poca grasa que con mucha. Y
ahí se diferencia la leche y el yogur de los quesos. Por lo tanto ese escalón se divide en dos, poniendo el queso en un nivel más alto que la leche y los yogures.
En los escalones superiores se colocan los productos de origen animal, que aunque pueden tomarse a diario, es recomendable que sea en pequeñas cantidades y de forma variada.
En la cima de la pirámide se ha colocado todo aquello que no aporta nutrientes
esenciales, sino grasas trans y azúcares, entre ellos se encuentra el
alcohol, los snacks, los dulces, la bollería o las salsas o cremas
grasas.